Esta receta es "robada" a mi
querida y admirada Reme Reina que tiene el blog Al Sur del Sur, con la
distinción de Sabor a Málaga. De ese blog, os traigo este jarabe o como ella lo
llama: bebida para la garganta (ver su entrada pinchando AQUI ).
Decía Aristóteles, que quien desayuna con
miel, se libra de enfermedades durante su larga vida. Esto nos hace una idea de
lo antiquísima que es la miel, y desde cuando se conocen sus maravillosos
beneficios. Este jarabe es ideal para las molestias de la garganta. A mí
particularmente, me encanta en ayunas. Me quita ese carraspeo y sequedad de la
garganta recién levantada. Pero sirve en cualquier momento del día.
Para empezar, diremos que es producto 100%
natural de nuestras amigas las abejas. Las hay de tantas variedades como flores
y pólenes hay. Es super conocida sus propiedades para la garganta, ya sea
porque tengamos tos, la tengamos irritada o estemos resfriados. Pero estas no
son las únicas propiedades de este rico super alimento. Una de las propiedades
más llamativas (y quizás más desconocida), es su poder para regular el azúcar
en sangre. La culpa la tiene la combinación entre glucosa y fructosa que
contiene, que hacen que nuestro laboratorio interior, se ponga en marcha
eliminando la glucosa de nuestra sangre y, por lo tanto, bajando el nivel de
azúcar. Otros de los beneficios, es que reduce el estrés metabólico, ya que el
consumo de miel, hace que nuestro hígado produzca glucógeno (la reserva natural
de nuestro cerebro para que todo funcione correctamente). El consumir miel a lo
largo del día (desayuno, después de comer en una infusión o en la merienda, por
ejemplo), ayudará a que no se nos libere la hormona del estrés. Tomada por la
noche (en un vaso de leche caliente, por ejemplo), nos ayudará a dormir mejor y
de forma más relajada. Y otros de los beneficios, es su poder para combatir el
estreñimiento. A todo esto, podemos sumar su poder antinflamatorio,
cicatrizante, inmunológico, antibacteriano, digestivo, antiséptica. Y todo
ello, sin olvidarnos de todas las vitaminas que posee (varía en función de la
variedad que consumamos) y minerales. Pero todas estas propiedades, se
conservan siempre y cuando la miel sea natural y no sea tratada a altas
temperaturas ni pasteurizada (como hacen algunas marcas comerciales).
Es normal que la miel cristalice: es señal
de pureza y para volver a tenerla más líquida, sólo tendremos que calentarla al
baño María unos minutos, para que recupere su textura líquida sin alterar sus
propiedades y beneficios.
Hoy además de todos estos beneficios, lo
unimos al jengibre, y las propiedades que esta raíz tiene como antinflamatorio
natural, diabetes, artrosis, digestión, ayudante en dietas de adelgazamiento,
quitar el mareo y las náuseas, quita el dolor muscular y es útil en
enfermedades respiratorias.
Y por si todo esto fuera poco, le sumamos
el limón: fuente de vitamina C, refuerza el sistema inmunológico, tiene
beneficios diuréticos, ayuda a la absorción del hierro, a disminuir el
colesterol... al margen de su maravilloso olor (siempre me recuerda a limpio) y
su frescura.
Esta bebida es súper fácil de preparar.
Las cantidades, según los botes que queramos hacer. La única precaución, es
guardarlo en la nevera una vez hecho. Os cuento como hacerla.
Ingredientes:
- Miel, que, en este caso, he utilizado la
variedad de romero (con propiedades antinflamatorias) del pueblo malagueño de Competa,
uno de los más altos de la Axarquía.
- 1 limón
- Jengibre
Preparación:
- El bote que vayamos a utilizar, tiene
que estar perfectamente limpio y esterilizado (hervir 10 minutos bien cubierto
de agua, o poner agua y meterlo en el microondas ese tiempo, sin la tapadera
metálica que estilizaremos aparte).
- El limón lo tendremos que limpiar bien,
cepillando su corteza para evitar que contenga cualquier resto de suciedad.
Cortarlo en rodajas y reservar.
- El jengibre lo tendremos pelado, y es
muy fácil: con el mango de una cuchara, arañar su corteza que se quitará fácilmente.
Ya lo tenemos listo para utilizar. Cortar en rodajas y reservar
- Con todos estos elementos ya listos,
pondremos un poco de miel en el fondo del tarro. Haremos capas con las rodajas
de limón y el jengibre. Iremos cubriendo de miel y reiteremos hasta completar
el bote.
- Guardar en la nevera una vez lleno el
bote. Con el paso de los días, veremos que la miel se vuelve más líquida. Para
consumir, ir tomando unas cucharadas de este jarabe cada vez que queramos.
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